Jaime García Terrés
en la Biblioteca de México
Por María Guadalupe Ramírez Delira   |    Agosto de 2024
LIBREROS Y HALLAZGOS:
Literatura y streaming
Este año se conmemora el centenario del nacimiento de Jaime García Terrés, por lo que se ha escrito sobre su persona y su obra en revistas y suplementos durante los últimos meses. Este texto busca hacer un pequeño homenaje a su obra en la Biblioteca de México, de la que fue director.
Describir a Jaime García Terrés como poeta, editor, periodista, traductor, ensayista, cronista, diplomático y funcionario cultural es quedarse corto. Efectivamente fue todo eso, pero dejó huella en su paso por todas y cada una de las instituciones en las que trabajó, una huella que perdura después de muchos años. Un ejemplo es la Revista de la Universidad de México, que dirigió de 1953 a 1965 y en cuya nómina se contó a Reyes, Pacheco, Paz, Arreola, Rulfo, Fuentes, García Ponce y Monsiváis, además de Gonzalo Rojas, Nicanor Parra, Sebastián Salazar Bondy y Ernesto Sábato, por sólo nombrar a algunos. Ahí se publicaron los primeros cuentos de García Márquez.
![[terres_1_rev_universidad]](../_IMGS/_JPG/terres_1_rev_universidad.jpg)
Asumió sus tareas como “bibliotecario” a finales de 1989, y desde un principio pensaba convertir la Biblioteca de México en un centro de difusión cultural; para elaborar su proyecto, visitó el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, en París, Francia.
Su discurso al aceptar este encargo no parecía muy optimista. La Jornada lo reprodujo en dos partes: el 28 y el 29 de septiembre de 1989. Su título: “Para sobrevivir este valle de lágrimas”. Cito un párrafo:
No nos movemos por ahora en el reino de las ideas puras, sino en el orbe de las realidades cercadas por un tiempo, un espacio y unos recursos finitos. Luchamos, nada más y nada menos, dentro de lo que llamaba Kant la brillante miseria de la cultura humana. Es un plano que los poetas visionarios –como Hölderlin o el Dante– a la par sufren y ennoblecen. Y es, además, el único suelo que la vigilia usual pone a nuestro alcance a modo de trampolín para remontarnos de vez en vez, si sabemos administrarlo con imaginación y constancia, al nivel de los sueños redentores.
Así que usó su imaginación y constancia para convertir la Biblioteca en un animado centro cultural. Abrió dos talleres, que a lo largo de más de treinta años se han convertido en una tradición: el de Teatro, dirigido desde su inicio por Sandra Félix, y el de Ajedrez, primero a cargo de Javier Vargas, luego de Daniel Curiel, José Luis Vargas y Magdalena Flores; en los últimos años, este taller ha incorporado una sección para personas con discapacidad visual. Pronto comenzarían a organizarse presentaciones de libros, conciertos de música, mesas redondas y más talleres. En el auditorio que había entonces en la Biblioteca se montaban obras con los alumnos del taller de teatro, como Edipo rey en 1990, y se formó un cineclub con diversos temas; en 1994 se proyectó un ciclo llamado “Los Hermanos Marx toman la Biblioteca de México”.
Diversos espacios de la Biblioteca se adaptaron para presentar exposiciones como “Las logias de Rafael”, “Primera muestra de ex libris en la Biblioteca de México”, “50 años de Muerte sin fin. Exposición de manuscritos inéditos y una semblanza de José Gorostiza”, “Dibujos-fantasías de Augusto Monterroso – México y sus alrededores”, “Gatomaquia” de Vicente Rojo, “La Ciudadela de fuego”, en 1993, conmemorando 80 años de La Decena Trágica, “Abel Quezada en Nueva York”, así como ediciones de la Bienal Internacional del Cartel en México, por nombrar sólo algunas. La actividad cultural floreció.
![[terres_2_rev_mexicoarte]](../_IMGS/_JPG/terres_2_rev_mexicoarte.jpg)
![[terres_ 3_rev_gacetafce88]](../_IMGS/_JPG/terres_3_rev_gacetafce88.jpg)
![[terres_ 4_rev_gacetafce_steiner]](../_IMGS/_JPG/terres_4_rev_gacetafce_steiner.jpg)
![[terres_4.5_vicenterojo]](../_IMGS/_JPG/terres_4_5_vicenterojo.jpg)
Extraordinario editor de revistas como siempre fue, pronto sacó a la luz Biblioteca de México, una revista literaria, entonces bimestral. Su primer número, publicado como número 0, en noviembre-diciembre de 1990 (que también se publicaría como número 1), estuvo dedicado a José Gorostiza. En cada uno de los números, García Terrés escribía, con apoyo de su equipo editorial, la columna “El Ratón”, que era, por supuesto, “un ratón de biblioteca”. Al fallecer, en abril de 1996, se habían publicado 32 números, que abarcaron temas como “Adiós al tabaco”, “El hábito de leer”, “Memoria de la Decena Trágica. 1913-1993”, “Soñadores y visionarios”, “El orden alfabético”.
![[terres_5_rev_bmx]](../_IMGS/_JPG/terres_5_rev_bmx.jpg)
Biblioteca de México le dedicó dos números de homenaje: el 33-34 “Don Jaime (1924-1996)”, con escritos autobiográficos y poemas inéditos, y el 96, en el que se conmemoró los 10 años de su fallecimiento. En su columna “Mentidero”, Eduardo Lizalde (quien fue nombrado director de la Biblioteca a la muerte de don Jaime y continuaría la publicación de la revista), recordaba: “Se cumplieron diez años del fallecimiento de Jaime García Terrés en este 2006, en el que se han rendido al escritor múltiples y justos reconocimientos y homenajes. No podía faltar uno más en esta revista que con su impecable gusto editorial, su buen sentido y su inteligencia concibió y fundó el poeta hace más de una década y media”.
Otra importante huella que dejó don Jaime fue el Fondo México, que se inauguró el 5 de octubre de 1995, concebido como un “Centro bibliotecario de información sobre México”. En él se reunieron los materiales de los acervos de la Biblioteca sobre el tema mexicano, con obras de literatura, historia, ciencias y arte de México.
Un año después de su fallecimiento, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la UNAM, El Colegio Nacional, el Fondo de Cultura Económica, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Biblioteca de México, instituciones en las trabajó Jaime García Terrés, auspiciaron una muestra conmemorativa: “Parte de vida. Jaime García Terrés. 1924-1996”, para la que se realizó una publicación.
![[terres_6_fosforos]](../_IMGS/_JPG/terres_6_fosforos.jpg)
No puede dejar de mencionarse que Jaime García Terrés, además de editor de libros y revistas, y lector incansable, era un bibliófilo. Como él mismo señala en su texto “Apología y recuento de la lectura familiar”:
La bibliomanía me viene de familia. Mis dos abuelos eran hombres de letras, y el paterno reunió una biblioteca mexicana cuya compra rehusó José Vasconcelos, y que hoy subsiste, bien cuidada, en la Universidad de Texas. Mi padre, abogado de prestigio en sus días, invirtió la mayor parte de sus reservas pecuniarias, no en viajes ni especulaciones bursátiles, ni en extraordinarios lujos, sino en libros raros y bellos, gracias a los cuales aprendí la diferencia entre una encuadernación de Pasdeloup y una de Derôme, entre un “gran papel” y uno apenas decoroso, entre los trajes mexicanos de Linati entrevistos en un ejemplar mutilado y el mismo conjunto justipreciado en la brillante plenitud de sus litografías, a la par en blanco y negro y a todo color.
A lo largo de su vida llegó a conjuntar una valiosa e importante biblioteca personal, que hoy forma parte de los Fondos Personales de la Biblioteca de México. El acervo está compuesto por más de 19 mil libros, 2 mil materiales hemerográficos y un archivo documental. Su biblioteca está enriquecida por libros que pertenecieron al doctor Ignacio Chávez, su suegro, y que formaban parte de la biblioteca familiar. Destacan temas tan variados como literatura, lingüística y poética, teoría literaria; ciencias, obras de consulta, erotismo y sexología; filosofía, literatura grecolatina y griega moderna; antropología, arte prehispánico, colonial y moderno, así como arte universal; sociología, economía, política y derecho; religiones y esoterismo, drogas, alucinógenos y chamanismo; música, teatro, cine, danza, humor, misterio, ciencia-ficción. Hay más de mil títulos dedicados (a él, a Celia su esposa, a su suegro) por personalidades como Gabriel García Márquez, J. M. G. Le Clézio, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Giorgos Seferis, Odysséas Elýtis, por sólo nombrar algunos. La biblioteca incluye también una sección que es especialmente rica en diccionarios.
![[terres_7_Seferis_primerlibro]](../_IMGS/_JPG/terres_7_Seferis_primerlibro.jpg)
Su archivo personal no es muy extenso, está compuesto por 15 carpetas con documentos, pero abunda en información que permite acercarse a su obra y refleja la amplia gama de sus intereses. En él se puede apreciar su proceso creativo, ya que hay distintas versiones de sus poemas y sus traducciones de autores en diversas lenguas. El archivo está actualmente en proceso de organización.
![[terres_8_correcciones_1]](../_IMGS/_JPG/terres_8_correcciones_1.jpg)
![[terres_9_correcciones_2]](../_IMGS/_JPG/terres_9_correcciones_2.jpg)
Quisiera terminar este recuerdo de sus años de bibliotecario con una leyenda urbana que ha circulado en la Biblioteca desde hace mucho tiempo. Puede parecer irreverente, tratándose de una personalidad como Jaime García Terrés, pero conociendo su fino humor, sin duda la perdonaría. Se cuenta que hace varios años un oficial, comisionado en la entrada de la Biblioteca de México para revisar las mochilas de los usuarios (entonces así se hacía), identificó a don Jaime en un ejemplar del catálogo de la muestra “Parte de vida…”, pues su fotografía aparece en la portada, y con sorpresa comentó a sus compañeros que era la persona que veía pasar entre los estantes en el monitor de la hemeroteca cuando el recinto estaba vacío, y que nunca lo podía localizar cuando lo buscaba. Al recorrer la biblioteca todos los días, me gusta pensar que aquí permanece.
![[terres_10_solo_biblioteca]](../_IMGS/_JPG/terres_10_solo_biblioteca.jpg)
![[terres_11_degaulle]](../_IMGS/_JPG/terres_11_degaulle.jpg)
![[terres_12_soriano_paz]](../_IMGS/_JPG/terres_12_soriano_paz.jpg)
![[terres_13_elizondo_paz]](../_IMGS/_JPG/terres_13_elizondo_paz.jpg)
![[terres_14_arguedas]](../_IMGS/_JPG/terres_14_arguedas.jpg)
![[terres_15_fuentes]](../_IMGS/_JPG/terres_15_fuentes.jpg)
![[terres_16_palou_dominguez]](../_IMGS/_JPG/terres_16_palou_dominguez.jpg)
![[terres_17_libroteatro]](../_IMGS/_JPG/terres_17_libroteatro.jpg)
![[terres_18_dedica_chayo_1]](../_IMGS/_JPG/terres_18_dedica_chayo_1.jpg)
![[terres_18_dedica_chayo_2]](../_IMGS/_JPG/terres_18_dedica_chayo_2.jpg)
![[terres_19_dedica_pound]](../_IMGS/_JPG/terres_19_dedica_pound.jpg)
![[terres_20_diplomatico]](../_IMGS/_JPG/terres_20_diplomatico.jpg)
![[terres_21_solo_pipa]](../_IMGS/_JPG/terres_21_solo_pipa.jpg)
•
La trayectoria profesional de MARÍA GUADALUPE RAMÍREZ DELIRA ha transcurrido en buena medida en dos instituciones emblemáticas: el Fondo de Cultura Económica y la Biblioteca de México. En esta última labora desde julio de 1992 a cargo del Departamento de Tecnologías de la Información. Organizó el archivo personal de Jaime García Terrés y desde hace años trabaja el archivo personal de José Luis Martínez. Coeditó, con Rodrigo Martínez Baracs, Una amistad literaria. Correspondencia 1942-1959, de Alfonso Reyes y José Luis Martínez (FCE, 2018).