'Normal People y la violencia en pantalla' Anik Nagel
Foto: Photosiber

Normal People y la violencia en pantalla

LITERATURA Y STREAMING

Por Anik Nagel   |    Agosto de 2024

En una época en la que llevar la literatura moderna a la pantalla implica reconocimiento de las masas y éxito económico, el retrato de la violencia se vuelve cada vez más cuestionable.

En agosto de 2018 la autora irlandesa Sally Rooney (1991) publicó la novela Normal People. El éxito fue incontestable. Con un estilo narrativo desparpajado, que se sirve del diálogo y la introspección, la novela relata la historia de Connell y Marianne, una pareja de adolescentes que entablan en secreto una relación sexual. La novela, ganadora de los British Book Awards en 2019, adquirió popularidad tras dos eventos trascendentales en nuestra historia reciente: la pandemia del covid 19 y el surgimiento de la plataforma TikTok.

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Foto: Eugene Simonenko

Dos ingredientes se mezclan para tomar al espectador mal parado y derribarlo de un golpe: la dureza del encierro impuesto por el confinamiento que nos tuvo adheridos a nuestras laptops y celulares, y la soledad que experimentan ambos personajes cada vez que la vida se esmera en separarlos. La adaptación de la novela para la plataforma Hulu, dirigida por Lenny Abrahamson y Hettie MacDonald, deja al espectador con un hueco en el pecho al correr los créditos finales de uno y otro episodio (la novela nos sacudió y la miniserie nos mandó a la lona). No es sólo debido al juego de “estira y afloja” emocional que Normal People se vuelve más difícil de digerir con cada capítulo, sino a la cruda representación de la violencia sexual y psicológica que experimenta Marianne a lo largo de la trama. En una época en la que llevar la literatura moderna a la pantalla implica reconocimiento de las masas y éxito económico, el retrato de la violencia se vuelve aún más cuestionable.

La narrativa como ¿una realidad universal, un desafío para sortear las trampas o la trivialización del abuso?

En la novela, el estrés postraumático, el abuso y la depresión son elementos si bien “romantizables”, también indeseables; gracias a la magia de la focalización narrativa, la autora muestra las caras de la violencia de una manera acaso juiciosa y discreta. Sin embargo, a la hora de traducir tales eventos en la pantalla, se abre la puerta a una ardua discusión sobre la normalización de la violencia hacia las mujeres con fines de entretenimiento, lo que me hace preguntarme –cuando de violencia se trata–, ¿hasta qué punto la traducción de la palabra escrita a las artes visuales tiene licencia para el exceso?

Si tomamos como base el concepto de male gaze,1 la adaptación que realizó la plataforma Hulu podría ser objeto de análisis bajo una lente feminista que problematice la representación de la violencia hacia las mujeres en pantalla, debido a la brutal sexualización y exhibición del cuerpo de Marianne. A lo largo de la serie, se nos presenta la vida de la protagonista como la de una mujer víctima de los hombres; aunque esta narrativa refleja una realidad universal, también presenta un desafío a la hora de plasmarla en la pantalla sin caer en la trampa del male gaze, es decir, la trivialización del abuso como medio de entretenimiento.

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Foto: Kantver

Como se ha visto en numerosas reseñas y a través de la viralización de la serie en TikTok, por ejemplo, la adaptación de una novela como la de Rooney abre nuevas posibilidades para la romantización y fetichización del mismo abuso. Ahora, con el apogeo de las plataformas de streaming y la industria del cine en declive es más fácil que nunca acceder a la escenificación de la crueldad hacia lo femenino.

1 Término introducido por la teórica de cine y feminista Laura Mulvey en su ensayo Placer visual y cine narrativo (1975), que puede traducirse como “mirada masculina”.[flecha]



Portada del libro , Gente normal
Sally Rooney, Gente normal, trad. Inga Pellisa, Literatura Random House, México, 2023. Disponible en el acervo de la Biblioteca Vasconcelos.




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Foto: David Quintero

La narradora ANIK NAGEL nació en la Ciudad de México (2001). Estudió la carrera de Letras Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se desempeña como traductora del inglés y el italiano. Actualmente se encuentra traduciendo la obra cuentística de Jamaica Kincaid, escritora originaria de Antigua y Barbuda.