'Migraciones y vísperas' Marco Antonio Montes de Oca
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Poema en prosa

Migraciones y vísperas

De Marco Antonio Montes de Oca

LIBREROS Y HALLAZGOS:

Migraciones culturales


La obra poética de Marco Antonio Montes de Oca “es testimonio de una inteligencia del lenguaje no constreñido por ninguna dificultad y que alcanza al mismo tiempo una belleza que hipnotiza y encanta”, dice André Pieyre de Mandiargues


A ras de la grama

Exhortados por el aire anochecido iniciaron los globos su desbandada. Sólo el más pequeño permaneció cautivo a ras de la grama. Lo rodeaba un ecuador amarillo en el que el vendedor de globos había trazado flores de lis casi perfectas. Su intenso brillor penetraba como un meteoro el firmamento rojo de los párpados. Casi de inmediato, el globo comenzó a reñir con su tatuaje. No entendía por qué la vívida franja quería ser harina de otro costal. El tatuaje le expresó su profundo fervor por la autonomía, así como su idea de emigrar cuanto antes al topus uranus, su hogar natal, nueva tierra de todos, sin trato alguno con lo que dura para corromperse o se corrompe para durar. Ahí giraría adherido a una tela imposible cruzado por llamas que no podrían consumirla. El pequeño globo, todavía reticiente pero fascinado por una retórica tan adormecedora, dejó que su banda ecuatorial comenzara a dar ligeros paseos en torno. El tatuaje ondulaba como una serpiente en el viento y regresaba exigiendo su libertad total con más elocuencia que nunca. Torbellino inmóvil, pausa vertiginosa, fustigaba con su cinta de polen corolas en letargo. El pequeño globo, abrumado por tanta insistencia, le permitió marcharse. Antes de partir, la osada cinta retocó la explosiva belleza de sus flores entregándose por algún tiempo a la composición musical. Pronto convirtió su flordelisado tramo en un espeso pentagrama. Entonces el globo pudo reflejar en su enriquecida desnudez las torres brillantes de las remotas iglesias encendidas. Entretanto, lleno de torcidos pensamientos, el tatuaje alcanzó a las otras esferas azules y rojas sembrando entre ellas una terrible anarquía. Su misión consistía en esparcir esa volatizada sanguinolencia que no se puede llamar futuro y que siempre está por suceder. Pero un día que andaba de una piel a otra, el ventrudo diseño, confundido con una anguila, fue alcanzado por la mortal maestría de un ave de presa. El globo cautivo, que de ninguna manera pudo haber leído a Nietzsche, llegó a sus mismas consecuencias: toda la realidad posible se encuentra a ras de la grama.

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Para leer más poemas de Marco Antonio Montes de Oca, solicita este libro en el Fondo José Luis Martínez, de la Biblioteca de México en La Ciudadela: Migraciones y vísperas, colección Percance, Oasis, México, 1983.