Banner del texto 'Expectativas y miradas' de Jesús Guerra

El realizador de Donde los vientos se cruzan expone sus vínculos con la crítica cinematográfica, su recepción de ésta como creador y la posibilidad de estudiar los fenómenos del séptimo arte de manera histórica mediante la escritura fílmica. Tales reflexiones surgen de su lectura de Crítica cinematográfica, de Xavier Villaurrutia, disponible en la biblioteca personal Antonio Castro Leal.

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Crítica cinematográfica, de Xavier Villaurrutia. Disponible en la biblioteca personal Antonio Castro Leal.

Cuando era muy joven mi padre solía comprarnos cada domingo una revista de nuestra elección. Recuerdo Cinemanía y Premiere. A falta de internet, la ventana a las conversaciones sobre cine surgía en ese tipo de publicaciones y en la televisión, además de las charlas entre amigos y conocidos acerca de las películas populares que se presentaban en las salas. En la universidad descubrí a personas interesadas en cierto tipo de filmes posicionados en ámbitos de culto o de “arte”, conocer a estas personas que analizaban y recomendaban obras que nunca había escuchado fue increíblemente estimulante. Después, me encontré con amigos que comenzaban a escribir y pensar el cine desde otros paralelos, ya no sólo “recomendábamos” una película sino establecíamos el reto de ver cierto tipo de cine que, además de ser difícil de conseguir, era más difícil de procesar.

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Al realizar cortometrajes en la universidad, el diálogo sobre mis obras tomó otros espacios cuando empecé a subirlos a Youtube. Descubrí comentarios anónimos que criticaban fuertemente aspectos del cortometraje y una breve discusión entre desconocidos sobre él. Aproximarme a otras perspectivas fue interesante y complicado de digerir, fue un detonante para reflexionar sobre qué hacer o no en la siguiente obra, e incluso pensar en esas miradas y sus expectativas me causaba cierta inseguridad.

Tras la proyección de un primer corte de mi ópera prima documental en un espacio cerrado entre amigos, comprendí por primera vez el peso del tiempo consumiéndose entre más de cuarenta asistentes. Mi corte ambicioso se desarrollaba en dos horas y veinte minutos, tiempo correspondiente a un primer trabajo en codirección. Sentí que la película duró mucho más de lo que yo había comprendido en la sala de edición, percibí el peso abrumador de momentos y escenas que ya me arrepentía de haber dejado en ese primer corte y que sólo en ese instante me había dado cuenta a través de las miradas y murmullos de todos. Recibimos una retroalimentación bastante interesante en las preguntas y respuestas, así como el rechazo de otros.

Estas semanas que se exhibe mi documental en salas de cine en Tijuana, varios espectadores han escrito su reseña personal en sus redes y la experiencia de enterarme cómo ha impactado en diferentes miradas ha sido increíblemente satisfactorio.

Tras leer la introducción de Miguel Capistrán del libro Crítica cinematográfica, de Xavier Villaurrutia, me pareció interesante cómo el autor de Nostalgia de la muerte tuvo esa imperiosa necesidad de crear crítica de manera casi intuitiva. Es curioso saber cómo revela aspectos culturales del mexicano al sentirnos “atacados” ante una crítica. Qué difícil es poder identificar nuestras inseguridades y sentirnos vulnerables ante opiniones que contrarían las propias expectativas o bien, que hacen notar puntos donde no funcionó algo de la obra. Pensé en el temor de dar un punto de vista crítico que pueda desairar susceptibilidades: en ese sentido me pareció muy valioso cuando menciona que “elogiar (y criticar) con moderación es signo de mediocridad”. Rescato particularmente una cita de Albert Thibaudet: “La crítica contiene el arte de sentir el placer y compartirlo”. Me sentí muy identificado con aquella afirmación al recordar cuando asistía a cineclubs de Tijuana; proponía películas que había visto y deseaba que vieran más personas porque tenía la necesidad de conversarlas con alguien, revisar lo que me apasionaba tanto de ellas y entender el punto de vista de otros, escarbando en lugares que no conocía de esas obras que tanto me había cautivado.

Dos críticas de Villaurrutia llaman en especial mi atención: “De Julieta a Madame Bovary” y “El perro andaluz”. Me agradó lo diferente de ambas revisiones; por una parte, “De Julieta a Madame Bovary” da un exhaustivo repaso a las figuras arquetípicas de las mujeres, mientras que “El perro andaluz” es mucho más breve. En este último advierte lo complicado que pudiera parecer una primera lectura de la obra, ya que no satisface a las necesidades inmediatas del espectador. Me parece llamativa la existencia de una brecha generacional en la manera de cómo consumimos el cine y la gran diversidad de obras que ha habido desde entonces, ahora es más común e incluso cotidiano poder imaginar universos, tramas complejas y visuales que jamás imaginaron las anteriores generaciones. Sería interesante revisar la evolución de la crítica contemporánea, cuáles serán las “nuevas advertencias” que tal vez en cincuenta años resultarán de lo más ordinario. Me intriga la forma en que Villaurrutia se aproximaba a los filmes desde el contexto de su tiempo.

Como realizador, me atrae la oportunidad de leer crítica escrita décadas atrás y así tener una perspectiva más enriquecida desde un punto de vista generacional relativamente distante. Es importante poder atenuar inseguridades culturales que arrastramos al recibir un comentario de análisis y utilizarlo de forma constructiva.



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Jesús Guerra.

Jesús Guerra (Ciudad de México, 1987). Egresado de la licenciatura en comunicación de la Universidad Autónoma de Baja California y la Universidad Autónoma de México. En 2010 realizó su primer mediometraje documental Aristas, sinfonía de la ciudad de Tijuana, obra que participó como muestra en el Cubo del Centro Cultural Tijuana y selección oficial en Docstown 2012. En 2013 realizó el documental Uk Baalam que ha sido exhibido en México, Estados Unidos, Colombia y Alemania. Su ópera prima Donde los vientos se cruzan fue parte de la muestra DocsMx en 2022, estrenada en Cineteca Nacional de la Ciudad de México. Ha trabajado como editor en diversas casas productoras de Tijuana, en áreas de producción y dirección en los Baja Estudios; como proyeccionista y en la sección de programación en la Cineteca Tijuana del CECUT y Cine Tonalá Tijuana.