Banner del texto 'Encuentro' de Sandra Ballesteros

Desde su experiencia como historiadora del arte, Ballesteros elabora una serie de reflexiones que parten de la lectura de “Los psicoanalistas y Remedios”, texto de Teresa del Conde, incluido en Remedios Varo. Catálogo razonado, ejemplar que alberga la biblioteca personal de José Luis Martínez.

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Remedios Varo. Catálogo razonado (Era, 1994). Disponible en la biblioteca personal José Luis Martínez.

Entre lo mucho que nos revela la obra de Remedios Varo, está su interés y conocimiento en el psicoanálisis, puesto que en su pintura Mujer Saliendo del Psicoanalista, encontramos una placa inscrita: Doctor von FJA, que según indica la pintora, corresponde a las siglas patronímicas de Sigmund Freud, Carl Gustav Jung y Alfred Adler. Teresa del Conde asertivamente nos señala que, pese a la gran popularidad del psicoanálisis y el reconocimiento que tienen Freud y Jung, en el momento de la composición del cuadro las publicaciones de Adler se encontraban lejos de ser de fácil acceso.

En el artículo de Adler “El hermafroditismo en la vida y en la neurosis” surge el concepto de protesta masculina, el cuál considera que los rasgos físicos son una forma de minusvalía orgánica, lo que lleva a un sentimiento subjetivo de inferioridad; por ello la sociedad confiere la fuerza, agresión e incluso la salud a lo masculino y la debilidad o inhibición de la agresión a lo femenino.

De tal forma que las mujeres, para compensar, tienden a utilizar recursos “blandos” y recurren más al afán de notoriedad, pues así obtienen prestigio. Remedios Varo declaró: “El catolicismo lo bebí con la leche materna. Debo encontrar las respuestas en mi propio camino y por mis propios esfuerzos”. Podríamos creer que se encontraba consciente de la profundidad en tal declaración, ya que, Adler, señala la carga extra de inferioridad socialmente construida que tienen las mujeres, es decir, metáforas de discriminación social.

Al dar un vistazo a la obra de Remedios Varo, los primeros rasgos de sus personajes que saltan a la vista son: etéreos, atemporales, dotados de un aura mística y melancólica, este último rasgo físico y de personalidad puede atribuirse también a la pintora. El conjunto de los rasgos antes mencionados responde a las declaraciones de Adler realizadas en la primera década del siglo XX,1 mientras que Mujer saliendo del Psicoanalista está fechada en 1960; de manera que se evidencia la relación entre ambas obras: una mujer que muestra una cabellera blanca sublimando así al personaje al hacer notoria la transformación que conlleva ir al psicoanalista, además de dotar de fuerza a esta figura sin boca.

Puedo sospechar que la inclinación al psicoanálisis por parte de Remedios Varo nace de la culpa proveniente del catolicismo. Esto me lo hace suponer (e incluso entender) mi asistencia a un colegio católico, donde todas las pulsiones son domesticadas a base de culpa para así ligarnos a la femineidad y, de no encajar en este marco, somos exiliadas a las sombras y enmudecidas; es así que mediante este modo táctico y de control de esos “rasgos blandos” se consigue tener aceptación, la cual es necesaria para poder emitir pronunciamientos dentro de la sociedad católica.

También, debido a mi experiencia, me permito suponer que parte de sus brotes melancólicos, el temor del tiempo y el “miedo a descomponerse” físicamente tienen su origen en la salud frágil que la pintora presentó en la infancia; pues a quienes nos encontramos aquejados por alguna enfermedad, nos acompañan permanentemente la duda y la falta de albedrío respecto a actividades cotidianas.

A raíz del control que ya se ha señalado con antelación, Remedios Varo incorpora elementos (algunos fácilmente entendibles y otros en lenguaje críptico) en que se divisa el amplio conocimiento de la pintora. Por ende, Teresa del Conde nos invita a hacer una mirada incisiva a su obra, en particular Encuentro (1959) la liga al texto de Freud. Si bien, el texto El motivo de la elección del cofre se centra en el deseo inconsciente, Teresa del Conde disecciona los argumentos de Freud para hablar del eje simbólico del plomo, metal atribuido a Saturno, que simboliza la insuficiencia mística de la existencia temporal, el deseo de que Cronos no tenga todo el poder del tiempo.

La reflexión del concepto del tiempo era uno de los más grandes temores de Remedios Varo: su corriente, llegar tarde, envejecer… son una elección imposible. En Encuentro, inmersa en una paleta de tonalidades azules y grisáceas, vemos a la artista abriendo un cofre del cuál emana de manera idéntica. La curiosidad la lleva a encontrarse consigo misma, esta abertura del cofre detona el misterio y la revelación; es una cadena autobiográfica llena de poesía.

Del Conde compara El motivo de la elección del cofre de Freud (1913) con el cuadro Encuentro (1959), ya que el psicoanalista vienés centra su discurso en las cualidades del plomo, metal ligado a Saturno, a quien se le atribuyen los dotes del dinamismo lento e impecable. Dichos dotes también son elementos de las pinturas de Remedios Varo: su técnica minuciosa es lo que le da esa aura de ensueño, además pareciera sugerir sumar la narrativa al misterio, pues la temática de introspección ocurre en escenarios subyugantes, debido a que recurre a sus recuerdos de la infancia para construir estos lugares místicos.

Es innegable el conjunto de conocimientos artísticos, místicos, técnicos, científicos, de historia del arte y del psicoanálisis que poseía Varo. Por eso fue capaz de desarrollar un lenguaje propio y sumar elementos a la corriente surrealista, es así como cada cuadro nos da una búsqueda especifica: las ideas y conceptos del “trasmundo”, concepto usado continuamente por ella.2

Ella quería ser una mujer libre, concepto y deseo que resumen la principal búsqueda y preocupación de nuestra generación. Sigue siendo la escritura, tanto en el lenguaje convencional como en el lenguaje criptográfico, el modo en que nos hacemos escuchar y se pretende trascender, dado que el mundo convulso de hoy día, en gran medida, es herencia del mundo en el que vivió la pintora.

Esto explica también el nuevo auge de la astrología y el misticismo, pues las mujeres tejemos identidad (individual y colectiva) con estos temas. Es así como resulta prudente acercarnos a esta artista, pues estos “hilos invisibles” que ella refería nos unen al criptolenguaje que componen sus cuadros.

No hace falta ir a actos políticos y fotografiarse, sino que con un modelo poco convencional de vida se alcanza a hacer una declaración política: el exilio de la pintora acompañado de un círculo pequeño, pero conciso de amistades artísticas, algunos amores, una amistad sincera y estrecha ─evidenciada en cartas─ con Leonora Carrington, no tener hijos y lograr la solvencia económica (que comenzó con la copia de obras, siguió con la decoración de muebles y trabajos publicitarios, hasta llegar al reconocimiento como artista).

Todos estos actos siempre fueron en pro de una búsqueda constante de la libertad y el resonar de la voz propia; objetivos del feminismo, conclusión que resultaría apresurada debido a lo minucioso, delicado, femenino e incluso humorístico de sus cuadros. Por todo lo anterior, se puede afirmar que esta artista poliédrica logró colocar a la mujer en la historia del arte, gracias a que creó un mundo propio o realidad expandida y es ahí el primer sitio donde se gesta el feminismo.

La realidad expandida podría ser la madre de la creación, quien heredará la declaración, es en ese mundo propio donde se plasman las expresiones de la mujer, acompañadas del espíritu transgresor. Ambas autoras nos invitan a encontrarnos: del Conde a través de visitas al psicoanálisis y la observación de las obras de Remedios Varo, mientras que esta última lo hace con los elementos desbordantes de cada uno de sus cuadros, tal acto de identidad posiblemente se debe a que la mayoría de sus personajes suelen relacionarse con la acción de construir.

El traslado de la narrativa mental de Remedios Varo con elementos técnicos formales de la pintura hace que, de un modo sofisticado, activemos y especulemos en lo volátil de lo imaginario, a través del autoencuentro; por ello es que considero que las miradas activadoras de la imagen rompen el cristal del tiempo.


1 Adler considera exclusivamente a los rasgos físicos como una forma de minusvalía orgánica (por ejemplo: genitales subdesarrollados), los cuales pueden dar lugar a un sentimiento subjetivo de inferioridad.

2 Para ahondar en dicha cuestión, puede consultarse Imprescindibles. Remedios Varo, TVE en colaboración con ENUAI Producciones y el Departamento de Cultura de Cataluña, 2014, disponible en https://www.rtve.es/play/videos/imprescindibles/remedios-varo/2489576/



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Sandra Ballesteros.

Sandra Ballesteros (Ciudad de México, 1991). Freelance radicada en la Ciudad de México. Con formación como historiadora del arte, paralelamente ha realizado cursos en la UNAM, Universidad del Claustro de Sor Juana e instituciones como el Museo Nacional de Antropología y Secretaría de Cultura, entre otros. Se centra en el registro de la escena del arte contemporáneo en la Ciudad de México y su difusión fuera del marco académico. Ha participado con instituciones públicas, también ha colaborado en la planeación de contenidos para particulares, principalmente el desarrollo de investigación académica, así como creación de planeación educativa.

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