Banner del texto Chumacero lee a Garibay
Imagen
Portada interior del libro de Ricardo Garibay Cuentos. Biblioteca Personal Alí Chumacero.

Alí Chumacero fue uno de los grandes testigos y protagonistas de las letras mexicanas del siglo XX. En su biblioteca personal de la Biblioteca de México se logra observar una pasión de vida y una estructura de pensamiento reflejadas en los libros que leyó. Octavio Paz se expresó de Alí: “implacable corrector de pruebas; al tipógrafo que hace de la página un jardín de letras”, y precisamente encontramos en su biblioteca una publicación de Ricardo Garibay (1923-1999), titulada Cuentos, en su primera edición de 1951. Al leer el inicio de “El despertar”, se aprecia la lectura que hizo Alí. En el renglón doce tachó a pluma toda la línea que dice: “a ras de las copas con lentitud magnífica, cayeron las campanas”, y en su lugar, propone, escribiendo al final de esta página la siguiente frase: “campo alrededor y el cielo plomizo que derramaba las campanadas”. Sin embargo, el mago de las letras mexicanas descubre que catorce renglones abajo se repite la línea que había suprimido y, esta vez, la deja ahí. Asimismo, detectó Alí en el resto de la lectura errores de puntuación y tipográficos que, como el gran corrector de estilo que era, no deja sin corregir a mano y como huella para, de haber una nueva edición, embellecer la ya de por sí excelente prosa de Garibay.


Imagen
Dedicatoria de Ricardo Garibay a Alí Chumacero. Biblioteca Personal Alí Chumacero.

Con la corrección del poeta nayarita (que señalo en cursivas), el texto se podría leer así:

"Eran tras la ventana como flechas de luz de otras edades las palomas, las garzas batiendo sus lentísimas alas sobre la ancha vega de Metzitlán, junto a los cerros oscuros que bordeaban el valle; le llegó la pelota seguida de gritos y carrera, volvió aturdido la vista a todas partes, habían pasado y por dondequiera cruzaban muchachos veloces, sintió el aire fresco que peinaban sus cabellos, y, libre de la contienda, lejos de los otros se dio a mirar el campo alrededor y el cielo plomizo que derramaba las campanadas del rosario; y de pronto, allá, pequeñita, viniendo de la laguna aparecieron las garzas, corría de un lado a otro para cumplir, chocaba, sufría empellones, retumbaba el suelo con el fragor del combate, pasaban sombras desmelenadas gritando y él corría desesperadamente con la vista en el cielo, el cuello torcido hacia las garzas que descendían con blandura, “garzas, y blancas, qué raro, estarán cazando en la laguna...”, algunos se detuvieron a mirar, el verde pasto las garzas bajo las nubes y los demás se aprovecharon para ganar la bola, una bola malparchada y pringosa de aceite y estiércol que cruzaba por todo el campo como demonio, corrían, corría, corrían aventando patadas corría con los ojos y se paró anhelante, las garzas habían descendido hasta los árboles más altos, volaban a ras de las copas con lentitud magnífica, cayeron las campanas…"

Imagen
Página del libro de Ricardo Garibay con corrección a mano de Alí Chumacero. Biblioteca Personal Alí Chumacero.


Javier Rolando Castrejón Acosta estudió ciencia política y administración pública en la UNAM. Ha realizado estudios en especialización en administración pública en el Centro de Investigación Docente y Económica y desde 2013 es coordinador de las Bibliotecas Personales José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis en la Biblioteca de México. Ha colaborado en las revistas Prospectiva, Perspectivas Políticas y El Bibliotecario.