Banner del texto Scritura desmentegada / Escritura olvidada de Eduardo Montagner Anguiano

Texto original en véneto y versión en castellano del autor

Tu leva su e tu scrive, insianca que no tu scrive mai. Tu scrive la to vita co i estri, co le magañe de i to deŝideri, co le croste de le to paúre. Tu scrive al mondo, tu scrive la vita, co i to insuni, co l to fiá, co le to zhápegue, co l strépito de i to láuri, co l to destín, co l aria de le to parole. Tu scrivará anca co la to mort, tu ŝgrafará al mondo na schanta co tu more. E no tu sé ñanca nincort. Ma an di i se desmentegará de la to scritura parque la sará sapunida fa ti, co ti, da na banda de ti. Parque an grum de dente la sevitará a scríver instés de ti e parque no tu sará pi cua par far sentir al strior de le to parole su l mondo. Tu avará scrivest par cuei que savea sora ti, par cuei que coñosea la to facha, la vozhe de la to scritura, ma dopo i sará morti anca luri e cuel que tuti luri i epie scrivest —aonde que guen sará calcosa anca sora ti— al ndará desmentegá co i more e cusita te perdarón, e anca a tuti i to coñosesti i perdarón, e a tuti i coñosesti de i to coñosesti. I simiteri i sará semenadi e pieni de scriture inmarzhide: scriture de os, scriture de na olta, scriture de mai pi. Ñisuni podará pi léder le vostre scriture cauŝa que le sará ŝmaride instés e insieme de i vostri corpi e le vostre casete. Scritura de náser, de mañar, de créser, scritura de petar do, de levar su, de far moti, de ronquedar, de víver, de laorar, scritura de scoa, scritura de squéin, de parlar, de pinchar, de ríder, de invechar, de pensarse, scritura de crepar. La to scritura persa la sará la proa del perícol de créder que la vita la é tut, que la mort no la é ñent. No podarón pi véderte né scoltarte né capirte: no erión ñanca nasesti. Erión entro inte le braguese de nostri noni co tu á scrivest i to pensier co l to fiá. No tu avará mai pensá que nuatri sarión vivi e co gole de farte parlar. Tu á vivest e, co tu á credest que l era yust, tu sé ndat vía e tu ne á asá al to estro da mort. Ma anca cuel estro lá too al ndará desmentegá. Fursi podarón pensarse, ma, dopo de pensarse, golará anca sentir, golará anca inpienir, golará anca indolzhir. Tu avará scrivest su par le parole de to noni e bisnoni; parole, tute cuele, que tu gue á asá a i to fiúi e neodi, ma cuele parole lá, oñi olta manco, le sará scriveste da novo. Tu avará scrivest an godo, e cuel godo lá ledarón. Tu avará scrivest su par al aria ma cuel aria lá in sévito la se desfará fin que al mondo al se inpienise de aria de dente que no tu sé stat ti. Tu avará scrivest su par i mur e i cuarei de le caŝe que tu á fat su, ma cuele caŝe lá domanlatro le sará trate do. Tu avará scrivest inte i láuri de i to fiúi ma i to fiúi i sará morti; luri i gue avará asá a cuei soi la so scritura ma de cuela toa solque na ŝnía. A le ŝbayade de le nostre not gue é mort i to can e i gai de le nostre matine no i te á cantá mai. Al sol que l ne scalda adés tu l á coñosest prima de nuatri e no tu ne á dit vero ñent. La luna que la ne fá lustro inte l scur la era pi dóvena co tu l á vista ti e no tu ne á dit que fegura que la avea. Co se á fení la to vita se á fení anca la to scritura; cuei que guen era vivi inte cuel lora lá i á ledest an tenp al to scríver ma dopo i lo á asá lá parque golea que i scrivese anca luri co le so vite la so vita e pó altrotant. Tuti insieme, ingrumadi inte l castel del mondo, ndati persi dopo: mili ‘ancora’ come part de n único misiot. Le robe frugade de i atri e cuele toe, al to nome de strasinón, come le robe frede de n mort nut. ¿Elo ónde al ledám que tu á ingrumá? No l guen é pi e l podarión ingrumar co máquine e pi meyo de ti adés; ¿ele ónde le tere que tu á coltá? Le é fértile grazhie a ti ma podarión cosarle pi meyo ancó si no l é que su par sora guen é caŝe de foresti adés; ¿ela ónde la caŝa que tu á savayá? Vedi que ancó guen é le serve e mili arte par fenir da cosar pi bonora; ¿elo ónde cuel que ocorón e que no tu á fat mai? Al único arte que no podón far adés —pulito come que tu l avarei fat ti— al é capir quí que tu sé stat, zhercar le to parole, víver la to vita magari an di. No tu á pi podest contarne, comandarne, oŝarne, farne saver vero ñent. E nuatri no podón pi domandarte, scoltarte, véderte, piánderte ñent. Cuel que fursi tu ne avarei pregá al á petá do da ñinsuloc; cuel que tu olea que fionse e que fusionse no l fon né no l son pi parque no savón ñanca qué que l é. No tu á pensá mai inte la pel del to domanlatro; no tu á mai savest que an di tu avea da éser la strupia de n sécol mort: al indrío onde que la nostra vardada la avea da oler oltar. Ma mi te scrive, de tute sía le maniere, insianca que só que no tu me lezh pi né no tu me ledará mai. Scrive inte carte bianque, gode, parque no son bon de cosar su par sora de cuel que tu á scrivest ti. Fae al bus inte l acua insianca que no guen sía pi né bus né acua. Fae la me scritura co la me idea de i bus e del acua co cuel que fursi no tu á ŝbuŝá mai e co l acua que fursi no tu á ñanca best. Ma cuesta scritura de buŝía que fae la é anca la única scritura que guen é, par adés, sora ti. Saró na nova sort de mort, co na scritura asada, da coréyer o da spotachar o fursi anca da desmentegar. E co cuesto saró conpáin de ti: ánema inposíbile da catar.

Scritura desmentegada / Escritura olvidada. Autoría de Eduardo Montagner Anguiano.


Te levantas y escribes, aunque no escribas nunca. Escribes tu vida con tus gestos, con los achaques de tus deseos, con las costras de tus miedos. Escribes el mundo, escribes la vida, con tus sueños, tu aliento, tus huellas, con el ruido de tus labios, con tu destino, con el aire de tus palabras. Escribirás también con tu muerte, rasguñarás el mundo un instante cuando mueras. Y no te has dado cuenta. Pero un día se olvidarán de tu escritura porque estará sepultada como tú, a tu lado. Porque un montón de gente seguirá escribiendo igual que tú y ya no estarás aquí para hacer sentir el estruendo de tus palabras en el mundo. Habrás escrito para los que sabían sobre ti, para los que conocían tu cara, la voz de tu escritura, pero después estarán muertos también ellos y todo lo que ellos hayan escrito —donde habrá algo también sobre ti— será olvidado cuando mueran y así te perderemos, al igual que a todos tus conocidos y a todos los conocidos de ellos. Los cementerios estarán sembrados y llenos de escrituras marchitas: escrituras de huesos, escrituras de una vez, escrituras de nunca más. Nadie podrá ya leer sus escrituras porque habrán desaparecido igual y junto con sus cuerpos y ataúdes. Escritura de nacer, de comer, de crecer, escritura de caer, de levantarse, de jugar, de roncar, de vivir, de trabajar, escritura de escoba, de banco de madera para ordeñar, de hablar, de coger, de reír, de envejecer, de recordar, escritura de morir. Tu escritura perdida será la prueba del peligro de creer que la vida es todo, que la muerte no es nada. No podremos ya verte ni escucharte ni entenderte: ni siquiera habíamos nacido. Estábamos dentro de los pantalones de nuestros abuelos cuando escribiste tus pensamientos con tu aliento. Nunca habrás pensado que nosotros estaríamos vivos y con ganas de hacerte hablar. Viviste y, cuando creíste que era justo, te fuiste y nos dejaste tu gesto de muerte. Pero también ese gesto ahí tuyo será olvidado. Tal vez podremos recordar pero, después de recordar, habrá también que sentir, que llenar, habrá que endulzar. Habrás escrito sobre las palabras de tus abuelos y bisabuelos; palabras, todas ellas, que les dejaste a tus hijos y nietos, pero esas palabras, cada vez menos, serán escritas de nuevo. Habrás escrito un vacío, y ese vacío leeremos. Habrás escrito en el aire pero ese aire se deshará muchas veces hasta que el mundo se llene de aire de gente que no fuiste tú. Habrás escrito sobre los muros y los ladrillos de las casas que hiciste, pero esas casas algún día serán tiradas. Habrás escrito en los labios de tus hijos pero tus hijos estarán muertos; ellos les habrán dejado a los suyos su escritura, pero de la tuya sólo un poquito. A los ladridos de nuestras noches se les murieron tus perros, y los gallos de nuestras mañanas no te cantaron jamás. El sol que nos calienta ahora lo conociste antes que nosotros y no nos dijiste nada. La luna que nos hace claro en lo oscuro era más joven cuando tú la viste y no nos dijiste qué figura tenía. Cuando se acabó tu vida se acabó también tu escritura; los que estaban vivos en ese entonces leyeron un tiempo tu escribir pero después lo dejaron porque tenían que escribir también ellos con sus vidas su vida y después otro tanto. Todos juntos, amontonados en el castillo del mundo, perdidos después: mil ‘otra vez’ como parte de un único revoltijo. Las ropas gastadas de los otros y las tuyas, tu nombre a rastras por ahí, como las ropas frías de un muerto desnudo. ¿Dónde está el estiércol que juntaste? Ya no existe y podríamos juntarlo con máquinas y mejor hoy; ¿dónde están las tierras que cultivaste? Son fértiles gracias a ti pero podríamos cultivarlas mejor hoy, si no es que encima ya hay casas de forasteros; ¿dónde está la casa que limpiaste? Mira que hoy están las empleadas y mil cosas para acabar los quehaceres más temprano; ¿dónde está lo que necesitamos y no hiciste jamás? Lo único que no podemos hacer ahora —tan bien como lo habrías hecho tú— es entender quién fuiste, saborear tus palabras, vivir tu vida al menos un día. Ya no pudiste contarnos, ordenarnos, gritarnos, hacernos saber nada. Y nosotros ya no podemos preguntarte, escucharte, verte, lo que tal vez nos habrías rogado cayó en ninguna parte; lo que querías que hiciéramos y que fuéramos ya no lo hacemos ni lo somos porque ni siquiera sabemos qué es. Nunca pensaste en la piel de tu futuro; nunca supiste que un día habrías de ser la arruga de un siglo muerto: el atrás donde nuestra mirada habría de querer voltear. Pero yo te escribo, de todas formas, aunque sé que ya no me lees ni me leerás jamás. Escribo en papel blanco, vacío, porque no puedo hacerlo sobre lo que tú escribiste. Hago el agujero en el agua aunque ya no haya ni agujero ni agua. Hago mi escritura con mi idea de los agujeros y del agua sobre lo que tal vez no agujereaste jamás y con el agua que quizá ni siquiera bebiste. Pero esta escritura de mentira que hago es también la única que hay, por ahora, sobre ti. Seré una nueva especie de muerto, con una escritura dejada, por corregir o por garabatear o incluso por olvidar. Y con esto seré igual a ti: alma imposible de encontrar.

El texto original en véneto apareció en el libro Ancora fon ora (2011). La versión al castellano es del propio autor.


Eduardo Montagner Anguiano (Puebla,1975). Narrador, traductor y lingüista. Descendiente de inmigrantes del norte de Italia; escribe tanto en español como en la variante del véneto hablada en la comunidad de Chipilo, lengua minoritaria de sus antepasados, para la que diseñó una grafía adaptándola a las circunstancias pedagógicas de sus hablantes. Licenciado en lingüística y literatura hispánica por la Universidad Autónoma de Puebla, ha traducido textos del italiano y del japonés. Ha sido publicado en medios impresos y cibernéticos tanto poblanos como italianos, de entre los que destacan La Jornada de Oriente, Intolerancia Diario, Periódico Síntesis, Il Tornado, Raixe Venete, el boletín cultural Al Nostro, Orbitat, Regione Veneto, Biblioteca Bovolone y Sito Veneto. Ha sido becario del Fonca en 2000 y en 2005. Obtuvo el tercer lugar en la novena edición del Concorso Letterario Internazionale in Lingua Veneta Mario Donadoni, Sezione Estero, realizado en Bovolone, Verona en 2005 y el segundo en la décima edición del 2006. Su obra ha sido antologada en la revista Cultura de Veracruz (2001), en la Antología de narradores en Puebla (2003) y en el libro Veneti nel mondo (2005 y 2006).