Sugerencias de lectura:

Manual de investigación

Periodismo urgente

De Ricardo Raphael

LIBREROS Y HALLAZGOS:

Creación y posverdad

¡Maravillosa la Sexta Sinfonía!
Perdone, pero lo que venimos a escuchar es la Novena.
¿Se trató de una pieza introspectiva, sutil y reflexiva, o de una música heroica y libertaria?

Aceptar como ciertas dos verdades antagónicas no es un arreglo de mutua cortesía, sino la consideración de razones en función de lo que verdaderamente pesan. Una enfermedad compleja de nuestra época es el relativismo, que quiere considerar como equivalentes piezas de información que no lo son. La epidemia de posverdad menosprecia la evidencia, los hechos y los elementos objetivos del contexto. El antídoto, hacer periodismo, riguroso, sólido, imbatible.

La planeación del viajero comienza con una primera pregunta: ¿qué existe más allá de lo que conozco, de aquello que mis sentidos reportan, de lo que alcanzo a imaginar, de lo obvio? Advierte Daniel Lizárraga que el periodista debe abstenerse de confiar de más en la primera evidencia; no se trata de restarle valor, sino de ponderar con justeza. El testimonio (abierto o anónimo), la filtración (firmada o encubierta), el documento (público o privado), la evidencia física (obtenida o regalada), son todas fuentes que han de considerarse como la consecuencia de algo más grande, son la invitación para visitar, para conocer, para recorrer una realidad que hasta ese momento ha sido negada. Pero son solamente eso, una invitación. Muchas veces estamos de pie sobre la consecuencia de hechos que no vemos, y cuyo origen guarda una distancia todavía difícil de mesurar con respecto al punto de partida. El periodista Irving Huerta […] utiliza una metáfora pertinente para explicar esa sensación que el investigador padece al comenzar: “[En] principio solo percibes una superficie sin cincelar. Intuyes que dentro de la roca vas a encontrar algo fundamental”. Esta imagen sugiere la angustia que Auguste Rodin habrá experimentado frente al bloque de mármol recién traído de la mina.

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Nuestra intuición se forja a golpe de contextos y experiencias puntuales, depósitos que se van agrandando desde la infancia más remota, pasando por el aprendizaje formal, y que embarnecen con cada error, y también con cada acierto.

[…]

La subjetividad de cada biografía es la materia primera con que se forjan los criterios para el trabajo periodístico. No hay forma de eludir esta realidad tan humana. Es falso entonces que en este oficio se elijan preguntas a partir de consideraciones objetivas. No es posible. Los seres humanos somos sujetos y no máquinas dispuestas para observarlo y computarlo todo. Nuestra razón produce y se moviliza a partir de rutas sesgadas.

Los periodistas estadounidenses Bill Kovach y Tom Rosenstiel consideran que el problema no es la subjetividad de la persona, porque no es ella quien debe ser objetiva, sino los criterios, el rigor y el método utilizados para hacer periodismo.

[…]

Periodismo sin método no es periodismo sino la mera expresión subjetiva de un ser humano curioso. El periodismo de ocurrencias no sirve a nadie; en cambio, el oficio que traduce pulsiones subjetivas mediante un método riguroso de investigación termina ejerciendo una enorme influencia sobre la sociedad. Es gracias a ese método que la experiencia individual del sujeto concreto se vuelve conocimiento apreciado por un grupo social extenso.

[…]

La intuición en el periodismo es como un vino, tiende a mejorar conforme el tiempo pasa y, sin embargo, de poco sirve si no hay la voluntad para hacer que un latido breve de la inteligencia se convierta en algo más. La intuición, sin trabajo riguroso de investigación, muere tan rápido como lo haría una rosa sembrada en tierra lunar.

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Carear, carear y volver a carear hasta que el cincel de la periodista [Alejandra Xanic] llegue al hueso y ya no pueda dudar más; esta es la actitud indispensable antes de emprender el viaje. A diferencia del turista fascinado consigo mismo, el viajero duda de todo lo que alimenta su curiosidad: sensibilidad, emociones, entusiasmo, empatía, repulsión, rechazo, convicciones, causas, etcétera. Para no equivocarse, la periodista debe seguir aquel consejo del monje tibetano que exigía vaciar por completo la taza de té antes de volver a llenarla. Vaciando varias veces la taza podremos distinguir lo verdadero de lo falso: solo así los prejuicios son expulsados por la ventana para que los juicios entren por la puerta.

El careo permite que la subjetividad evolucione, sobre todo cuando la realidad se pone necia y no quiere revelarse. La realidad suele usar todo lo que encuentra a mano para protegerse: máscaras, distancias, engaños, torceduras y mentiras. ¿Qué hacer para no perder la partida de ajedrez con una realidad fugitiva? Fue Ulises, otro viajero, quien primero encontró la respuesta: duda, porque cuando las sirenas cantan es porque nuestros sentidos se han convertido en el principal enemigo. Después, amarra el cuerpo al mástil de la evidencia más firme.

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· Ricardo Raphael, en colaboración con Lizeth Vázquez Castillo, Periodismo urgente: Manual de investigación 3.0, Ariel/INAI, México, 2017, pp. 35-39, 56-58.