Banner del texto Cuando escribías de Daniel Malpica

Impresiones en torno al origen de la publicación de Meth Z de Gerardo Arana en el fondo editorial de Tierra Adentro, 2013.

Conocí a Gerardo en 2009, en la ciudad de Xalapa, debido a una residencia literaria organizada por la Fundación para las Letras Mexicanas. Desde aquel entonces había afinidad entre nosotros en cuanto a cierta idea de vivir la literatura, de pensar la vida como una extensión o reflejo improvisado sobre la promesa de la obra escrita, o al menos así es como lo veo ahora. Compartíamos un repudio a todo eso que pareciese significar una estructura de mentores y jerarquías, a todo ello que hiciese referencia al juego ese tan imbécil de que para llegar a ser actor en la literatura hay que ganarse los laureles, la simpatía y la aprobación de esos otros que deciden. Quizá un rechazo a ese sistema literario que invisibiliza individuos ajenos a las formas que las puertas del privilegio demandan para abrirse. ¿Cómo? a través de los cotos de poder y las malas prácticas, donde la comunidad literaria misma muchas veces participa en obviar la discusión sobre las formas en que se gestiona la cultura en México. En resumen, Arana y yo estábamos unidos, inicialmente, por el letargo total que producen ciertos círculos de escritores. Lo que queríamos era vivir y sobrevivir. En aquella misma ciudad veracruzana, en un club nocturno, Gerardo y yo ganamos un concurso de perreo. Y ese es quizá el momento más memorable que tengo de esos días. Después no volvimos a hablar o escribirnos sino hasta 2012, meses antes del suicidio y de la aparición de la primera entrega de Pegaso Zorokin publicada en la edición número 6 de Radiador en marzo de 2012. En realidad, jamás volvimos a vernos en persona desde 2009.

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Daniel Malpica y Gerardo Arana en Xalapa sosteniendo el premio del concurso de perreo, 2009.

A principios de 2012 recibí una llamada telefónica desde Querétaro a mi celular. La recuerdo claramente porque en aquella época el precio de hablar entre ciudades era muy alto y Gerardo costeó la llamada. Hablamos por tres horas. Conversamos sobre los años pasados, de libros e intervenciones poéticas en espacios públicos y su entusiasmo por Radiador1. Fue ahí donde escuché por primera vez a Gerardo hablar de Pegaso Zorokin, libro que tenía pensado enviar originalmente al Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri.

Gerardo era un conversador eléctrico, de esos cuya charla te despierta el deseo de escribir. Y ya encaminado en el fervor del Pegaso, le propuse que podríamos publicarlo por fragmentos en Radiador, a manera de las novelas por entregas del siglo XIX. Sin dudarlo, Gerardo aceptó la oferta y recuerdo que después bromeamos sobre ser un Dostoyevsky queretano y la idea de que él publicaría la primera novela por entregas del siglo XXI porque, según él, Radiador era una revista de transición con tilde en la maquetación editorial, nunca un blog, y de alguna forma tenía razón, pese a todos los errores que ahora veo en el diseño.

Al poco tiempo recibí un correo con el documento adjunto que aún llevaba por título “Julio Torri”. Gerardo me había expresado su desesperanza hacia el sistema cultural mexicano y ese fue quizá su principal aliciente para decidir publicar el libro con nosotros.

El correo estaba escrito en verso y decía:

novela

confío en ti

tú haz las correcciones quita

lo que creas innecesario.

siéntete pegaso zorokin

gracias por creer en mí dani

un abrazo

yo soy tu destino

att.

Pegaso zorokin

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Correo electrónico enviado a Daniel Malpica el 11 marzo de 2012, 11:46.

Su libro me fascinó desde la primera lectura y se lo hice saber por escrito. Después de eso intercambiamos un par de mensajes más, algunos de ellos muy simbólicos. Pegaso Zorokin se publicó en Radiador en cinco partes entre la edición número seis en marzo y la edición número once en agosto de 2012. Hubo una pausa en las entregas del pegaso durante nuestra edición número diez publicada en julio. Aquella edición, llamada México Negro2, fue un número conceptual sin contenido, decenas de páginas en negro, incitado por los ánimos y acontecimientos de ese mes en el tiempo: la violencia del narcotráfico y el estado, el regreso del priismo a las cúpulas del poder, la poca transparencia y evidente corrupción del sistema electoral mexicano, las protestas generalizadas y los colectivos estudiantiles.

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Página 125 de Meth Z.

“¿Qué son ciento cincuenta hojas negras? Una constitución”, escribe Gerardo en los párrafos anteriores a la página 125 del Meth Z. Gerardo alcanzó a ver publicada la primera entrega de su novela y falleció el 29 de abril de 2012.

Lo cierto es que lloré la muerte de Gerardo, nuestra amistad se basó en la brevedad y la desmesura. Y a partir de ahí decidimos continuar con el trabajo de honrar el libro que nos había encomendado. Esa parte de su obra, que desde mi entendimiento fue concebida como una trilogía (Pegaso Zorokin, Met Zodiaco y Beatriz Destruida), incluía elementos de collage y reescritura con varias referencias a situaciones concretas vividas por él, con una intención deliberada de escribir una novela a partir de historias inconclusas. Hay cierto neuroticismo que me parece uno de los grandes aciertos de esta parte de su obra. Y, en cierta medida, Meth Z captura de una forma muy particular elementos de una serie de discusiones que comenzaban a gestarse en la atmósfera cultural mexicana, y que estallarían durante los años posteriores a su muerte: la desesperanza creativa, los racismos, la piratería luminosa, la irrelevancia de la autoría, la violencia de género, el uso irreflexivo de las redes sociales, el auge en el consumo de las drogas sintéticas, el narcotráfico irresoluto, etc, etc.

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Portadas de las cinco entregas de Pegaso Zorokin, publicadas en Radiador como dossier especial.

La siguiente entrega de Pegaso Zorokin en Radiador fue un número dedicado a Gerardo donde publicamos algunas de sus ilustraciones. El tema de ese número era La Fauna Fantástica y Emmanuel Vizcaya, poeta y co-editor de Radiador, hizo un acertado prólogo donde se expresaba nuestras condolencias hacia la familia y los cercanos de Gerardo. Emmanuel escribió:

Fauna interior. Fauna exterior. Interior. Exterior. interiorexteriorinteriorexterior: el ciempiés de la palabra. El cuerpo, así como el mundo, está habitado por incontables criaturas que a veces aparecen sólo cuando los ojos se han cerrado, o cuando se ve muy fijamente un punto atrás de las paredes. [Radiador], o de la Fauna Fantástica, atestigua el bestiario de nuestras vidas. El enigma y la fascinación de sabernos acompañados por otra sustancia vital. Las criaturas del otro lado. El lado B de los animales o de los demonios.3

Después de eso comenzaron a aparecer algunas notas sobre Gerardo. La primera, si bien recuerdo, fue un texto del querido Luis Alberto Arellano, quien falleció en 2016. Posteriormente a la publicación del texto de Arellano, ayudé a coordinar un homenaje a Gerardo para la edición del número 39 de la revista Punto en Línea de la UNAM4 donde aparecen textos de Horacio Warpola y Antonio Tamez quienes, además de ser escritores interesantes, fueron amigos muy cercanos a él. El homenaje para Punto en Línea incluía el poema “Ojalá el gobierno me diera una beca” y, de alguna forma, ese texto resume la frustración e inercia que sentí con el deseo de buscar mayores audiencias para la obra de un autor que reflejaba cierto sentir de las y los escritores de nuestro tiempo. Fue ahí donde surgió la idea de contactar a la dirección de Tierra Adentro, pensando en el fondo editorial como la plataforma idónea para difundir Meth Z. Y eso resultó, me parece, en la primera obra post mortem de un autor joven publicada por dicha editorial. Lo cual celebro, sinceramente. Lo curioso es que la primera respuesta al acercarme a TA fue negativa. Básicamente se calificó mi intención de publicar el libro como una lectura apresurada de la obra de un escritor del cual, desde su perspectiva, poco se podía advertir sobre su relevancia a largo plazo. Una respuesta desafortunada, dejando a un costado la discusión de si su obra respondía o no a los consensos del canon, porque, finalmente, TA cumple con dos funciones concretas como fondo editorial financiado por el estado: 1) catapultar la literatura de escritores emergentes para la multiplicación de un bien cultural intangible que no responde a las dinámicas del mercado; 2) hacer registro de un momento concreto (sentires, influencias e inquietudes) en la historia de la literatura de una nación. Un mapa en el tiempo.

Pero la diéresis tiene dos puntos, y durante ese mismo tiempo en el que entré en contacto con TA también estuve intercambiando correspondencia con Cristina Rivera-Garza por el mero placer de conversar en torno al trabajo de Gerardo y buscar posibles opciones para la publicación de su narrativa. Cristina, de manera muy generosa, terminó poniéndome en contacto con la editora de Tusquets en aquel entonces y quien estaba interesada en conversar al respecto. Después de eso le escribí a TA para decirles que difería de su opinión sobre el trabajo de Gerardo y mi lectura de su obra; y para contarles que había hablado con la dirección editorial de Tusquets, de su interés en discutir la obra de Gerardo. Poco después recibí un correo donde TA me escribía que habían meditado el asunto y con la noticia de que publicarían el libro. Durante las mismas fechas aledañas a la negociación, Cristina publicó un texto bello sobre la poesía de Gerardo y eso, por supuesto, impulsó mucho la lectura de su obra. Ya en la práctica, cubrir todos los aspectos legales de la publicación del libro involucró la ayuda de Maru Rubio, esposa de Gerardo que me acercó a muchos otros manuscritos de su marido, y del padre, quien a pesar de lidiar con el duelo reciente de su hijo fue muy generoso en brindarme la aprobación y firma como protector legal de Meth Z en TA. Estamos hablando de 2012-2013 hasta la publicación del libro. Cuando salió, a finales de 2013, yo ya vivía en Helsinki, donde radico permanentemente desde entonces. En 2014 Cristina me contó que había propuesto fragmentos de Meth Z para una antología de autores menores de cuarenta que se traduciría al inglés, antología en la cual Juan Villoro fue miembro del jurado de selección: un poema de Gerardo también aparece en la Astronave. Panorámica de poesía mexicana (1985-1993), publicada por la UNAM en 2013 gracias al interés del poeta Manuel de J. Jiménez. Ya en 2015, y quizá como cierre de una etapa que fue muy importante para mí, la escritora española Luna Miguel publicó un artículo sobre Gerardo para la revista Playground como resultado de una serie de conversaciones y entrevistas que tuvimos.

Pienso que ahí concluyó ese ciclo para mí, porque mi vida en Finlandia dio un giro que, literario y no, me incomunicó a la escena en México por varios años. Por otra parte, a una década de la partida de Gerardo, es interesante ver la manera en que se ha movido su trabajo y la discusión al respecto. Desde notas y referencias hasta trabajo académico serio. Hay una tesis sobre él escrita por M.S. Yániz.

Finalmente, no suele ser una práctica común el indagar en las voluntades individuales y/o colectivas que se traducen en la publicación (o no) de una obra, que en este caso resultaron favorables para la lectura e impacto que Meth Z ha tenido en la última década. Sin embargo, cabe destacar que el terror existe en la idea de que precisamente las voluntades, donde la taxonomía cultural está ya establecida, se pueden utilizar para la segregación y, quizá, es ahí donde la sevicia de las estructuras se acentúa. Es ahí donde recae, pienso yo, el énfasis de cierta intuición que ebulle en el legado de Gerardo Arana.

Las fotografías e imágenes que acompañan este texto son cortesía del archivo personal de Daniel Malpica.

1 https://www.instagram.com/radiadormag/

2 “México Negro”, Radiador, n. 10, disponible en: https://issuu.com/tallerdesensibilizacion/docs/radiador_-_no.10pdf

3 Emmanuel Vizcaya, “Fauna fantástica” en Radiador, n. 7, disponible en: https://issuu.com/tallerdesensibilizacion/docs/radiador_-_no.7

4 Emmanuel Vizcaya, “Fauna fantástica” en Radiador, n. 7, disponible en: http://www.puntoenlinea.unam.mx/index.php/688



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Daniel Malpica.

Daniel Malpica (Ciudad de México, 1988) es poeta, diseñador gráfico, editor y artista multimedia radicado en Helsinki desde 2013. Malpica fue editor de la revista Radiador y miembro de la junta directiva del PEN de Finlandia. En los últimos años su trabajo se ha centrado en el desarrollo de literatura transmedial y experimentos con tecnología.

http://www.danielmalpica.com