Banner del texto La Vasconcelos y la diversidad sexual de Virginia Soriano

La literatura ha representado diferentes manifestaciones de la humanidad, en lo que se refiere a cómo construimos nuestras relaciones personales, a la par de cómo éstas son concebidas en el entorno social. Así, se ha logrado que la literatura de forma orgánica sea eco de distintos movimientos sociales, no sólo al reflejar las transformaciones de sus paradigmas, sino que también ha fungido como vehículo de visibilización, concientización y empoderamiento. El caso de la diversidad sexual no es la excepción. Para el acervo de la Biblioteca Vasconcelos, es importante reflejar este cambio de paradigmas respecto de la comunidad LGBTTTIQ+. Así, entre los diversos títulos que la Biblioteca Vasconcelos alberga se busca mostrar la evolución que se ha tenido en la forma como este tema en particular ha sido abordado en la literatura.

Un ejemplo sobre los cambios culturales y sociales en torno a la diversidad sexual lo encontramos en Historias de amor entre samuráis (1687), de Igara Saikaku, en que se representan las relaciones homoeróticas en el siglo XVII al interior de la elite guerrera del antiguo Japón a través de una serie de historias envueltas en rígidos conceptos de ritualidad, honor, lealtad y disciplina. Estas relaciones surgen de forma muy natural bajo los ojos de una sociedad en la que este tipo de prácticas eran permitidas.


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La expansión de los conceptos con un mayor rigor moral —principalmente, aunque no sólo, de parte de la iglesia católica cristiana— de que el placer y las prácticas sexuales eran inspirados por el mal y fuente de pecado propició la construcción ideológica de que aquellas practicas eróticas y sexuales que no tuvieran como fin la procreación debían ser relegadas, estigmatizadas y condenadas, incluso en muchos casos concebidas como delitos.

Así, las historias y personajes en torno de la diversidad sexual pasaron a tomar papeles con tonos más aleccionadores sobre las consecuencias de vivir fuera de la norma moral, o se les mostraba relegados a un segundo plano. Tal es el caso de la velada homosexualidad de un personaje como “la Gaditana” en Santa (1903) de Federico Gamboa, una obra de inicios del siglo XX en que la “inmoralidad” de estos comportamientos siempre se presentaba confinada a los espacios sórdidos.


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El importante avance de las luchas sociales después de la segunda mitad del siglo XX también es acompañado de un fuerte impacto en la literatura, particularmente en el caso de la búsqueda de la igualdad de derechos por los grupos de la diversidad sexual a partir de los años sesenta, que se da con un fuerte cuestionamiento a la doble moral que permea en la sociedad. Un ejemplo de este contexto frente a la homosexualidad y la transexualidad lo encontramos en la novela El lugar sin límites (1966), del autor chileno José Donoso. A través del personaje de “la Manuela”, se trastoca el constructo social en donde lo masculino y el ejercicio del poder son consecuencia de un problema estructural naturalizado por esta misma condición, al mismo tiempo que se hallan cargadas de contradicciones morales.


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A partir del posicionamiento de la comunidad LGBTTTIQ+ en las agendas internacionales, también viene un espacio de dignificación en la literatura. Esto se puede apreciar en autoras como Katherine V. Forrest, considerada la creadora de la novela lésbica como género de ficción. En 1984 se introduce por primera vez a un personaje lésbico en una novela negra. En Cuando la piel no olvida (2006), se plasma el perfil sicológico de tres personajes que retratan de manera diligente distintas posturas de la sociedad frente a la diversidad sexual: Val, la mujer que se ha construido abiertamente lesbiana, toma el papel de la heroína de la novela.


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Además, si se quiere profundizar en el impacto de la diversidad sexual en la cultura, en el acervo de la Vasconcelos es posible encontrar también México se escribe con J: Una historia de la cultura gay (2010), una compilación de Michael K. Schuessler y Miguel Capistrán, y Amor que se atreve a decir su nombre: antología del cuento mexicano de tema gay, preparada por Mario Muñoz y León Guillermo Gutiérrez (2014), con relatos de autores como Guillermo Samperio, Eduardo Antonio Parra o Enrique Serna, quienes exploran las diversas expresiones que existen en torno al amor y las relaciones eróticas.


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Virginia Soriano es latinoamericanista por la UNAM, con especialidad en políticas culturales y gestión cultural por la UAM-Iztapalapa. Se ha desarrollado profesionalmente en las áreas de diseño e implementación de programas y políticas culturales y educativos desde la participación ciudadana, con especial énfasis en el tema de patrimonio histórico y cultural. Actualmente ocupa la jefatura de actividades culturales de la Biblioteca Vasconcelos.