Banner del texto Las libertades de la imaginación de Sabina Orozco

La diversidad de las audiencias infantiles se refleja, por fortuna, en las búsquedas de quienes escriben para ellas. Dichas manifestaciones revelan el interés de aproximarse a temas complejos que forman parte de las realidades e imaginarios de las niñas y niños. En esta ocasión, la dramaturgia, la narrativa, la poesía y los nuevos medios se perfilan como herramientas de juego y libertad.


LAS PALABRAS EN EL CUERPO

¿Quién es Talia Yael Rodríguez? Nació en la Ciudad de México en 1989. Es psicóloga, dramaturga y actriz. Ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo (2019) con la obra Pollito. Becaria del Fonca en el género de dramaturgia (2019-2020) y de la Fundación para las Letras Mexicanas (2017-2019). Fundadora del proyecto un campo, plataforma de investigación y codirectora de la obra Panoramas del interior.

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Talia Yael.

Sabina Orozco: ¿De qué manera ha intervenido tu trabajo actoral al escribir de la infancia y la adolescencia?

Talia yael rodríguez: Bastante. No puedo pensar una escritura sin cuerpo y sin juego. El territorio de la actuación es un espacio de constante juego y de renovación de la mirada. Una de las premisas es aprender siempre a ver todo como si fuera la primera vez. Pienso que la escritura tiene algo de esto. De igual manera, pensar o escribir para la infancia y la adolescencia requiere una limpieza de juicios y conectar con lo lúdico (esto no quiere decir lo bonito y divertido, sino el placer de jugar en serio sobre el territorio de las palabras y los temas).

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Ilustración de Yael Salas - Ibex Ly.

SO: ¿Qué te atrae del acto de contar y de los cuentos? En tu dramaturgia se evidencia esa atracción.

TYR: Me encantan los cuentos dentro de la dramaturgia por su poder para enmascarar o rodear un tema. También por permitir que un campo (dentro de la narración) se abra para jugar con nuestra mirada o lectura. Siempre que escuchamos el “Hubo una vez…” algo en nuestro cuerpo se relaja y otra atención se activa, quizá la escucha, quizá la capacidad de imaginar.

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Dibujo de Lau Charles para la obra Pollito (Tierra Adentro, 2019).

SO: El instinto, el cuerpo y el miedo son aspectos determinantes en tus obras, ¿qué vínculos crees que hay entre ellos?

TYR: Me resultan las emociones o sensaciones primarias que no han pasado por una censura de la razón al momento de sentirlas. El miedo siempre es “infantil” en el sentido en que lo objetivo sucumbe para dar paso a la especulación, la imaginación, lo posible y fantástico. Algo similar ocurre con el instinto y el cuerpo. Me gusta pensar la escritura a partir del impacto que las palabras pueden tener a nivel físico. Pienso en mi infancia y las experiencias siempre las encuentro colocadas en mi cuerpo, el sabor del lodo en la boca, el dolor de un posible divorcio de mis padres, la llegada de una nueva hermana, todo tiene que ver con el cuerpo y sus tensiones. Ya luego llega la parte reflexiva.


SO: La primera edición de Pollito fue ilustrada por Lau Charles. ¿Cómo fue el proceso de ilustración?

TYR: Fue muy lindo, Lau tiene una sensibilidad muy bella. Yo le platiqué sobre Pollito y luego de leerla, ella tenía ya propuestas que se acercan mucho al tipo de dibujos que hacen las niñas y niños en una etapa temprana. Su proceso también tiene mucho de la infancia y creo que allí logramos encajar o mejor dicho acompañar los textos con ilustraciones que tampoco se encuentran en el terreno de lo explícito, sino en el de la sugerencia

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Dibujo de Lau Charles para la obra Pollito (Tierra Adentro, 2019).

SO: En la última temporada de Pollito en el Teatro Helénico, en la Ciudad de México, varias madres e hijas fueron juntas. Esa relación es abordada intensamente en la obra. Al salir de la sala, se notaba una mezcla de conmoción e incomodidad. ¿Buscas ese tipo de efectos en espectadoras y espectadores?

TYR: Sí, me gusta salir de obras con un cuerpo en movimiento. Algo que se vuelve difícil de sacarte de la cabeza de manera inmediata. En la obra se activan diversos mecanismos de reflexión y me encanta que las espectadoras salgan confusas sobre qué sentir exactamente. Creo que en la confusión se activan las preguntas y la curiosidad de indagar sobre una misma.

SO: Cuando piensas en la experiencia de escribir para niñas y niños, ¿qué palabras aparecen de inmediato en tu cabeza?

TYR: Sensibilidad, libertad, herida, imaginación, escape, brutalidad y ternura.


LA IMAGINACIÓN ES SUBVERSIVA

¿Quién es Martha Riva Palacio? Ella nació en la Ciudad de México en 1975. Es escritora y artista sonora. Estudió la licenciatura en psicología en la Universidad Iberoamericana y la maestría en artes visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Forma parte del colectivo de arte y ciencia Cúmulo de Tesla. Ha recibido múltiples reconocimientos como el Premio Fundación Cuatrogatos (2016, 2020) o el XVI Premio de Literatura Infantil Barco de Vapor (2011). Ha presentado sus ensayos sonoros en espacios como Radiophrenia, Festival Tsonami, Sur Aural, el Centro de Estudios de la Complejidad de la UNAM y las conferencias del Foro Mundial de Ecología Acústica.

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Martha Riva Palacio.

SO: En una charla mencionabas que la literatura infantil y juvenil no es neutra porque existen múltiples infancias y adolescencias. ¿Cómo desneutralizar la idea y la producción de este tipo de libros?

Martha riva palacio: Yo creo que la cuestión más bien es reconocer que este campo nunca ha sido neutro y que, como todos los aspectos de nuestra vida, también es político. A veces, hablamos de la literatura infantil y juvenil como si fuera un solo bloque, cuando en realidad contiene rupturas y discontinuidades. En la literatura infantil y juvenil se entrecruzan distintas ideologías que, muchas veces, buscan imponer su propia visión de lo que debe ser la infancia y adolescencia. La historia de la literatura infantil y juvenil, como sucede con el resto de la literatura, también se construye a partir de vacíos, omisiones y supresiones. Reconocer esto, saber que siempre voy a narrar desde un punto dado y que nuestros relatos sólo pueden abarcar un fragmento de una realidad más compleja es, quizá, el punto de partida.


SO: Es frecuente que en tu narrativa los personajes se sitúen bajo estados alterados de conciencia: sueños, un coma o la imaginación. ¿A qué crees que atiende esta constante?

MRP: En gran medida se debe a mi formación como psicóloga. Esto que llamamos “yo” es más complejo de lo que parece. Navegamos en esta realidad en distintos tiempos: estamos en presente pero también en pasado y futuro. Nuestros recuerdos, nuestras experiencias pasadas influyen nuestra conducta presente y las expectativas que tenemos a futuro. La memoria, por ejemplo, es un ejercicio de reescritura permanente: nuestros recuerdos se van modificando según las experiencias que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Y nuestros recuerdos incluyen también sueños, fantasías y similares. La imaginación, por otro lado, es una facultad que siempre estamos utilizando. No sólo para crear historias. La imaginación, por otro lado, es subversiva porque nos permite concebir una infinidad de mundos posibles distintos a este relato único que nos dicta el poder. Explorar estos temas en mis libros me parece fascinante. Hay mucho por descubrir todavía.

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SO: El viaje es un motivo fundamental en tus obras. Ese recorrido casi siempre se vincula a un ascenso o descenso profundo en Frecuencia Júpiter, Buenas noches, Laika u Orfeo, por ejemplo. ¿De dónde viene esa fascinación por los tránsitos?

MRP: En realidad, estamos siempre en tránsito. Somos proceso, metamorfosis. Me interesa justo explorar ese punto de quiebre, de crisis, en los que nos toca enfrentarnos a un paradigma dominante y generar, a partir de ahí, una comprensión distinta del mundo y de nosotras mismas. ¿Qué sucede en esos momentos de crisis en los que, como sucede en Frecuencia Júpiter, realmente sentimos que se nos acaba el mundo y vuelve a comenzar? No lo sé, la respuesta cada vez es diferente.


SO: ¿Qué papel juega el sonido en tus historias?

MRP: Cada vez juega un papel más importante. Al principio, como sucede en Buenas noches, Laika o Frecuencia Júpiter, el sonido era un tema más a tratar en mi historia. El radio de onda corta, el campo magnético de otro planeta… Sin embargo, después de escribir Orfeo, me quedó claro que el sonido es parte del proceso de escritura: tiene que ver con la voz, con el texto como un resonador.

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Ilustración de Yael Salas - Ibex Ly.

SO: ¿De qué manera Donna Haraway y Ursula K. Le Guin te han marcado como lectora y escritora?

MRP: Me han marcado de tantas formas que sigo procesándolo. Cada determinado tiempo vuelvo a ellas y encuentro nuevas facetas. Las considero en cierta forma mis mentoras. Ursula K. Le Guin, a quien hubiera deseado descubrir más joven, no sólo ha sido una guía en cuanto al oficio de la escritura sino de cómo ser persona. De ella es que saco esta idea de que la imaginación es subversiva y que abrir espacio para concebir una infinidad de mundos posibles al margen de una narrativa dominante es una forma de resistencia. Aquí también ya estoy incluyendo a Donna Haraway: en este punto de quiebre en el que nos encontramos, importa más que nunca prestar atención a qué historias están generando nuevas historias. El problema, por ejemplo, con el Capitaloceno no es que no piensen en un futuro mientras sigue devastando ecosistemas enteros, sino que su concepto de futuro no es compatible con la vida en la Tierra. Ambas autoras me enseñan qué significa tener esperanza: no es evadirse ni caer en el nihilismo sino, parafraseando a Anna Tsing, crear espacios y tiempos de refugio que nos permitan seguir habitando en este planeta herido.


SO: Cuando piensas en la experiencia de escribir para niñas y niños, ¿qué palabras aparecen de inmediato en tu cabeza?

MRP: Imaginación, resistencia, memoria, voz, testimonio, juego, irreverencia, asombro, aullido, desafío.


MEZCLAR AGUA CON PECES

¿Quién es Luis Eduardo García? Nació en Guadalajara, Jalisco, en 1984. Sus libros han sido publicados en distintas editoriales de México, España, Chile, Perú, Argentina, Ecuador y Bolivia. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2012, el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2015 y el Premio Hispanoamericano de Poesía Para Niños 2017. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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Luis Eduardo García.

SO: Alguna vez comentaste que Una extraña seta en el jardín “es una invitación a la poesía. Es decir, a la música, al juego y la extrañeza”. ¿En qué radica la importancia de esos tres elementos?

Luis eduardo garcía: Creo que en nuestra vida cotidiana el lenguaje suele ser una especie de oficinista aburrido; saca copias, lleva recados, captura información desde la mañana hasta la noche. Bueno, me gusta pensar que la poesía permite que el lenguaje se tome unas vacaciones para estudiar insectos, buscar cajitas de música entre la basura, destruir gnomos de jardín, disfrazarse de fantasma, etcétera. Para que esa libertad suceda, ciertas dimensiones del lenguaje tienen que entrar en acción o en tensión. En ese sentido, pocas dimensiones son tan poderosas como la música, el juego y la extrañeza; una puede hipnotizarnos, la otra abrirnos el camino a la diversión y la última descolocarnos.


SO: ¿Cómo ha sido tu experiencia dando talleres a niñas y niños? ¿Qué has aprendido de ese intercambio?

LEG: Ha sido muy divertido y revelador. Quiero creer que he aprendido muchas cosas, pero la principal es que la relación entre niños, niñas y poesía es tan natural, el clic tan inmediato, que es como mezclar agua con peces.

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SO: En Una extraña seta en el jardín hay una serie de poemas sumamente divertidos y luminosos sobre la muerte. ¿Cómo encuentras ese tono para hablar de temas que podrían resultar desagradables o dolorosos?

LEG: Recuerdo nítidamente el momento en que supe que algún día iba a morirme. Tenía cinco años y se sintió como caer en un agujero helado y profundo. Fue terrorífico. De modo que quise escribir algo para que mi hija no sintiera ese frío y esa oscuridad. Eso me dio el tono. Creo que no se trata de ocultar que el dolor y el miedo existen, sino de exponerlos con otra luz, de que la escritura pueda acompañar y ser cálida a pesar de hablar de temas tan duros.


SO: ¿Qué libros y situaciones te resultan estimulantes al momento de hacer poesía para niñas y niños?

LEG: Libros, hay muchos que me estimulan (no todos infantiles). Cualquiera de Roberta Iannamico, por ejemplo; De cómo las ballenas llegaron a ser ballenas, de Ted Hughes; Caza de conejos, de Mario Levrero; la poesía reunida de Gloria Fuertes, los bestiarios, etcétera. En cuanto a situaciones, casi cualquiera puede detonar un poema, pero suelo entrar a territorios fértiles mientras salgo a caminar y después de ver caricaturas o documentales sobre animales con mi hija.

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Ilustración de Yael Salas - Ibex Ly.

SO: En tu poema “Naturaleza I”, dicen los primeros versos: “Te diré algo importante: / hay cosas que nos llaman desde siempre/ ¿entiendes? / Como si un hilo invisible nos atara”. Y más adelante: “Toda tu vida te atraerán algunos brillos”. ¿Cuáles son los brillos de tu escritura?

LEG: Creo que mi escritura busca el brillo de las cosas que parecen fuera de lugar; como las flores que de vez en cuando salen en algunos cactus o esos pedazos de vidrio de colores que algunas veces aparecen entre las piedras. Y también, claro, el brillo de la belleza, de los huecos entre las palabras, de la imaginación.


SO: Cuando piensas en la experiencia de escribir para las infancias, ¿qué palabras aparecen de inmediato en tu cabeza?

LEG: Diversión, imaginación, libertad, juego.



Sabina Orozco (1993) es jefa de redacción de la revista Biblioteca de México. Escritora y editora. Fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2017-2019) en el género de narrativa. Ganadora del Premio de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2021. Su más reciente libro es La lengua de los osos polares (Osa Menor, 2021).